miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ejemplo de globalización

La globalización es un medio de comercio entre todos los países y sirve para que el mundo este mas unido en el aspecto económico y cultural.
Por ejemplo: los productos que fabrica un Zapatero de Naolinco Ver. Pueden ser comercializados en todo el país incluso en todo el mundo gracias a la globalización.

Ejemplo de identidad cultural.

La identidad cultural es lo que distingue a todo pueblo, nación o país del resto, es su forma de vida sus costumbres y tradiciones, por ejemplo: las costumbres q tiene China su forma de vestir, su forma de comer, el tipo de letra, solo por mencionar algunas cosas, son totalmente diferentes a las del resto del mundo.

Ejemplo de diversidad cultural veracruzana

Para mi diversidad cultural se refiere a todas las culturas que existen actualmente en todo el mundo pero la divercidad cultural veracruzana es muy amplia por que desde la conquista de los españoles en el país se vio afectado y comenzó lo que hoy conocemos como mestizaje y las costumbres que en aquel tiempo existían se mezclaron con las costumbres impuestas por aquel país, por ejemplo: Se trajeron muchos productos comestibles que no existían este país en aquel tiempo, y por otro lado la forma de vida se tranformo caso en su totalidad, hoy en dia en Veracruz existen me atrevo a comentar tres culturas diferentes la de los africanos los españoles y la de los nativos de aquella época que eran los olmecas.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Los retos del nacionalismo en el mundo de la globalizacion

La integración de las economías nacionales en bloques macrorregionales o subcontinentales sustenta la globalización. Dicho fenómeno fue denominado como tal a finales de los años ochenta, pero inició antes de ser merecedor del calificativo. Surgió en la Europa de la posguerra. Se hizo luego patente en otros contextos geográficos: en la Cuenca del Pacífico, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) fue creada en 1968 con la participación de Filipinas, Indonesia, Brunei, Malasia, Singapur y Tailandia. El Consejo de Cooperación Económica del Pacífico (Pacific Economic Cooperation Council- PECC por sus siglas en inglés) agrupaba en 1980 a cinco países desarrollados (Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Nueva Zelanda): se les unieron en una primera fase de expansión los fundadores de la ASEAN y, en las siguientes, Corea, China, Taiwan, Hong Kong, Brunei, México y Chile. Por su parte, el programa de Cooperación Económica en Asia Pacífico (Asia Pacific Economic Cooperation - APEC) fue fundado en 1989 por los 18 países anteriores. En América Latina, procesos similares iniciaron en los años sesenta con la creación de asociaciones macro o sub regionales en América Central, en la región Andina y en el Caribe. Los acuerdos de Cartagena y el Pacto Andino fueron firmados por Bolivia, Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador mientras entre los socios del Mercado Común del Cono Sur (MERCOSUR), se contaban Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile. En América del Norte, Canadá y Estados Unidos suscribieron al terminarse la década de los ochenta un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) del cual México se volvió parte a finales de 1992.
Originalmente, el concepto de globalización aludió a la interdependencia acrecentada de las economías nacionales y, por ende, al surgimiento de nuevas formas de asociación entre regiones. Representó, según las interpretaciones, una forma de organización radicalmente diferente a la internacio-nalización y a la mundialización  o bien su extensión. Sea la perspectiva elegida la de la continuidad o la de la ruptura, se reconoce por consenso que la integración produjo una intensificación de los intercambios; auspició la constitución de sistemas económicos que funcionaban en escalas supra y multi nacional. Esto acarreó profundos reacomodos en los patrones tradicionales de distribución de los poderes. Los principales afectaron a los estados-nación, mismos que perdieron el control de sus economías, sobre todo en lo referente al control de los flujos de los capitales transnacionales, a las respuestas ante colap-sos financieros, a las repercusiones mundiales de éstos (efectos "tequila", "samba" y "dragón") y a la capacidad de decidir la suerte de sus poblaciones e incluso sus prioridades de defensa.
Actualmente, la globalización no es sólo el resultado de una reestructuración de los intercambios comerciales y económicos y de un elevado grado de interpenetración de los mercados. Es también producto de otros fenómenos. Su impacto fue concomitante a la vez que acrecentado por el uso intensivo de las telecomunicaciones: al permitir la transmisión instantánea de la información, éstas borraron las distancias geográficas y temporales; en ese marco, el papel del conocimiento cambió, al punto de volverse una de las principales fuentes de poder. En consecuencia, se considera que la brecha más importante entre los países más avanzados y los menos avanzados consiste en la capacidad de producir o apropiarse conocimientos estratégicos. Esas tendencias, como las anteriores, no son de reciente aparición, dado que Mc Luhan auguró el advenimiento de la "aldea global" hace casi cinco décadas. Pero su acentuación y conjunción en un nuevo orden económico mundial explica por qué, recientemente, han provocado cambios significativos en la estructura de los mercados, en las elecciones de localización industrial y en las formas de organización del trabajo: se han minado las ventajas productivas de los países que ofrecían una mano de obra con reducido costo; se ha confortado la tendencia de lo que se ha llamado la "intelectualización de la producción".5 Han sustituido como determinantes de la competitividad, los bajos sueldos al uso intensivo de las tecnologías y de los recursos humanos calificados, con alto grado de adaptabilidad. En fin, han coadyuvado a la recomposición de las zonas de producción bajo nuevos criterios de integración y, en consecuencia, han causado la imbricación creciente de los territorios bajo esquemas que no corresponden ya a las pautas históricas de intercambio entre naciones.
Además de transformar las relaciones de poder económico y vincular de otra manera a los actores sociales y productivos, tradicionales y emergentes, las nuevas interconexiones económicas y el entrelazamiento de los sectores de comunicación se han traducido en una mayor uniformidad en los referentes: sea en el marco de una homogeneización impuesta, también llamada por antropólogos, como Ribeiro, de "modernización refleja", o en el de una creadora, han alentado el predominio de formas de desarrollo no concertadas o bien la reelaboración de los referentes propios. Los proyectos de integración económica con fines de competitividad comercial tuvieron así repercusiones ideológicas y sociales des y reestructurantes en cada uno de los bloques en los que se concretaron. A su vez, dichas consecuencias se ubicaron en el corazón de los debates actuales sobre las estrategias de crecimiento económico, sobre los modelos de desarrollo, sobre las políticas pero también sobre la ética y la moral pública.

¿identidad y mestizaje? La nacion en juego

El proceso de mestizaje en los siglos XIX y XX
La mejor manera de aproximarnos al proceso de surgimiento de los mestizos modernos es  examinar las cifras de los censos sobre el tamaño de los diferentes grupos étnicos en México a lo largo del siglo XIX y XX. Aunque estas cifras no son exactas, sino resultado de estimaciones, nos permiten identificar y definir de manera general los cambios en la conformación étnica del país
Cuadro 1 cifras demográficas étnicas

Como se ve en el cuadro 1, en el año de 1808 aproximadamente el 60% de la población de lo que sería México pertenecía a la categoría étnica de indígena, el 18% eran europeos o de origen europeo (de los cuales la inmensa mayoría eran criollos nacidos en México), y el 23% restante eran mestizos, que incluían a otras castas, como mulatos e incluso negros. Esto significa que poco antes de la independencia los indígenas eran el componente claramente mayoritario de la población.
Para finales del siglo, en el año de 1885, en contraste, el porcentaje de indígenas en la población mexicana había disminuido en un poco más de la mitad, a 38%, mientras que el de mestizos casi se había duplicado hasta alcanzar el 43%. Mientras tanto, la proporción de gente de origen europeo había permanecido casi sin modificación. En menos de 80 años, los indígenas habían dejado de ser la mayoría de la población y ya no eran ni siquiera el grupo más numeroso, pues los mestizos los superaban en tamaño.
Para 1921, el predominio de los mestizos había aumentado aún más, pues según las cifras del censo realizado ese año, 59% de la población pertenecía a esa categoría étnica, mientras que sólo 29% era indígena y 10% era blanca, o de origen europeo.
En suma, en poco más de 100 años, los mestizos desplazaron a los indígenas de la posición de categoría étnica más numerosa y se transformaron en la mayoría de la población nacional, mientras que éstos se convirtieron en una  minoría.
Este proceso de cambio continuó a todo lo largo del siglo XX, pues en el censo del año 1930 se registraron 14% de indígenas (definidos ahora como hablantes de lenguas indígenas mayores de 5 años), y en 2000 se estableció que eran apenas el 9% de la población era indígena.
Para comprender mejor el cambio que experimentó la población mexicana entre 1808 y 1885 y luego entre 1885 y 1921 resultan interesantes los ejercicios estadísticos presentados en el Cuadro 2.
Cuadro 2: la dinámica demográfica de los grupos étnicos

En la primera línea vemos el crecimiento demográfico de los grupos étnicos a lo largo de los 77 años del primer periodo. Lo primero que llama la atención que mientras la población total del país aumentó en un 70%, la población indígena apenas subió un 8%, en tanto que la población mestiza se incrementó en un impresionante 224% y la blanca en un 81%. La diferencia entre estas tasas de crecimiento es tan grande que no puede explicarse únicamente por factores demográficos, por lo que debe haber otros elementos en juego.
Esto se hace más claro con el ejercicio de demografía hipotética de la segunda línea. Supongamos que a lo largo del siglo XIX todos los grupos étnicos hubieran crecido a la misma tasa, es decir a la tasa de crecimiento de la población total (70%). Esto significaría que para 1885 en México habrían vivido más de 6 millones de indígenas (que seguirían siendo el 60% de la población), 2 y medio millones de mestizos, y casi dos millones de blancos. Si comparamos estas cifras de crecimiento "normal" con las cifras de crecimiento realmente observadas, encontramos un resultado muy sugerente: en 1885 había en México 2 millones de indígenas menos de los que hubieran habido si la tasa de crecimiento de este grupo de la población hubiera sido la normal y también, significativamente, vivían  2 millones de mestizos más de los que hubieran vivido en ese caso.
¿Qué quiere decir esto? Podría aventurarse que los 2 millones de indígenas "faltantes" fueron muertos en rebeliones y guerras, pero las guerras étnicas en el México del siglo XIX no fueron tan cruentas como para provocar un genocidio tan importante. Además, esto no explicaría la existencia de los 2 millones de mestizos "sobrantes". Por ello, la única explicación posible es que en ese periodo de 77 años, dos millones de mexicanos, es decir el 20% de la población, dejaron de considerarse, o ser considerados, indígenas y se convirtieron en mestizos.
Si realizamos el mismo ejercicio de demografía hipotética para el periodo entre 1885 y 1921 tenemos 1 millón de indígenas menos y 2 millones de mestizos más. El mayor número de mestizos se explica porque en estos cincuenta años desapareció también un millón de habitantes "blancos" o europeos de nuestro país. Esto no se debe, desde luego ni a que hayan sido exterminados ni que hayan emigrado en masa, sino a un cambio en la forma de clasificar a los grupos étnicos en México. En efecto, como veremos adelante, el triunfo de la ideología del mestizaje a principios del siglo XX hizo que los grupos anteriormente considerados blancos se asimilaran a este grupo.
Tenemos pues, que entre 1808 y 1921 hubo un cambio masivo de definición étnica entre indios y mestizos, y también entre blancos y mestizos. Me parece que un cambio tan grande no puede explicarse como resultado de la mezcla racial, pues se antoja poco probable que casi todas las mujeres y hombres indígenas se hayan casado con hombres y mujeres mestizos y blancos y hayan tenido hijos mestizos. La explicación más probable es que estos tres millones de individuos cambiaron de cultura y de categoría étnica, pues dejaron de considerarse, o ser considerados, indios y pasaron a considerarse y ser considerados mestizos.